Guía práctica de Seguridad Marítima: conceptos clave e ideas

El pasado 9 de agosto, en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el primer ministro de India, Modi, encabezó la discusión sobre la Seguridad Marítima como un aspecto vital de la agenda de seguridad global. El tema requiere de un análisis profundo por dos razones principales: por un lado, la Seguridad Marítima es un campo de análisis nuevo y sumamente dinámico, lo que demanda de un conocimiento específico sobre sus elementos formativos y alcances prácticos; por el otro, nuestro país es parte del Consejo de Seguridad y, con más de 3 millones de kilómetros de dominio marítimo y 11 mil kilómetros de cosas, deberíamos demostrar que entendemos el tema y que estamos tomando las medidas necesarias a la altura de una nación como la nuestra. 

Pero antes de analizar la participación de México en este debate, es importante precisar qué es la Seguridad Marítima y por qué ha cobrado particular relevancia en la agenda internacional.

A partir de la caída de la Unión Soviética y del advenimiento del “Dividendo de la Paz” en los 1990s, la agenda de seguridad internacional se amplió para tomar en cuenta fenómenos que tradicionalmente habían quedado fuera de ésta: la migración, el cambio climático, el fundamentalismo religioso o el crimen organizado trasnacional -por citar algunos- cobraron relevancia como amenazas no convencionales y demandaron de un enfoque multidimensional para su atención. La seguridad humana, entendida como el conjunto de elementos formales y perceptivos que garantizan el pleno desarrollo de las personas en libertad, se convirtió en el eje de las políticas de seguridad a nivel global. 

La confrontación convencional militar entre naciones dejó de ser una preocupación fundamental, dando paso a una agenda de seguridad internacional más amplia, integral y horizontal.

Es precisamente dentro de esta transformación donde debe situarse a la Seguridad Marítima, pues ésta se refiere al conjunto de fenómenos que atentan contra la estabilidad de los océanos y a las actividades humanas que en ellos se realizan. Si tomamos como base teórica el trabajo de Buzan y Lansen en cuanto al concepto de “securitization”, la Seguridad Marítima se convirtió en preocupación internacional una vez que fenómenos como la piratería marítima, el terrorismo marítimo, el tráfico de drogas en el mar o la pesca ilegal se consideraron como riesgos y amenazas a la seguridad a nivel país, región y sistema global.

En este sentido, el brutal crecimiento de la piratería marítima en el Golfo de Adén a partir de 2005, principalmente contra buques de carga de bandera occidental e incluso contra cruceros de pasajeros, puso a la Seguridad Marítima al centro de las preocupaciones de naciones como Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia, quienes respondieron de forma decisiva en dos frentes: por un lado, llevaron el tema al seno de Naciones Unidas, lo que trajo como resultado una serie de resoluciones tanto a nivel del Consejo de Seguridad (UNSCR 1816, 1851) como de la propia Organización Marítima Internacional; y por el otro, articularon respuestas militares efectivas con el envío de fuerzas de tarea navales, con la participación de múltiples naciones, para frenar el fenómeno (Combined Task Force 151, Operation Atalanta, como ejemplo).

Sin entrar en demasiados detalles, es de resaltar que esta época (2005-2015) sentó las bases del andamiaje internacional actual sobre Seguridad Marítima. A partir de entonces, se diseñaron códigos de conducta (international codes of conduct), guías para operadores, resoluciones, se crearon organismos ad hoc de cooperación (particularmente en el Océano Índico y más recientemente en el Golfo de Guinea) y se construyeron centros de información marítima a nivel regional (bajo el mando de Gran Bretaña, EE. UU. y la Unión Europea). 

De forma igualmente relevante es la creación, a partir de esa época, de centros de investigación académica y programas de estudio completamente centrados en el análisis de la Seguridad Marítima, los fenómenos alrededor de ésta y de los casos de cooperación exitosos en materia de “capacity building”  (destaco EUCAP NESTOR, EUCAP SOMALIA). Destaco la Universidad de Coventry, en Inglaterra, con su programa de Maestría en Seguridad Marítima dentro del Centre for Peace, Trust and Social Relations; el trabajo fundamental del Center for Maritime Strategy and Security, de la Christian Albrechts Universität en Kiel, Alemania; los análisis del grupo de expertos del CIMSEC (Center for International Maritime Security); entre muchísimos otros.

Es de mencionar el invaluable trabajo de autores como Christian Bueger, Robert McCabe, Ioanis Chapsos, James Malcolm, Deborah Sanders, Ian Speller, Tim Edmunds, Erico Duarte, Manuel Correia de Barros, Joshua Tallis; quienes representan una nueva generación de pensadores marítimos al lado de gigantes como Till o Eric Grove (cuya muerte en abril lamentamos todos). 

Pero la Seguridad Marítima no sólo ha provocado una explosión de centros académicos dedicados a su análisis, sino que también ha tenido un impacto decisivo en las políticas y estrategias marítimas de muchas naciones. Cito algunos ejemplos aquí:

UK National Strategy for Maritime Security:

https://www.gov.uk/government/publications/national-strategy-for-maritime-security

EU Maritime Security:

https://ec.europa.eu/oceans-and-fisheries/ocean/blue-economy/other-sectors/maritime-security-strategy_es

India’s Maritime Security:

https://www.indiannavy.nic.in/content/indian-maritime-security-strategy-2015

Los documentos anteriores sentaron las bases de políticas y estrategias posteriores en la materia, y merecen especial atención en la medida en que se abocan exclusivamente al fenómeno de Seguridad Marítima, en lugar de abordar el tema de manera aislada. 

Ahora bien, es de suma importancia reconocer que existen dos visiones divergentes sobre la Seguridad Marítima y los fenómenos relacionados con ésta. Lo anterior es relevante pues impacta decididamente en la forma en que los Estados diseñan y ejecutan sus políticas en la materia. Por un lado, la visión realista considera a la Seguridad Marítima dentro del contexto general de competencia entre naciones. El caso de EEUU es un ejemplo de ello: su Cooperative Strategy for 21st Century Seapower, aunque menciona a la Seguridad Marítima y su relevancia, la situa por debajo aspectos tradicionales o convencionales, tales como el asenso de China o el resurgimiento de Rusia. 

La visión liberal, por el contrario, da un tratamiento más integral a la Seguridad Marítima y la relaciona directamente con aspectos tales como economía azul, desarrollo social, seguridad humana, entre otros. El caso de la Unión Europea y su ya mencionada Estrategia de Seguridad Marítima ejemplifica lo anterior.

Esto es importante porque tiene relación con la participación de México en el Consejo de Seguridad de la ONU de principios de agosto de 2021. En este sentido, los comentarios del ministro de exteriores mexicano mostraron no sólo un completo desconocimiento del tema (eso pudo haberse mitigado de haber habido una asesoría integral de expertos de la Armada de México, que parece no hubo) sino que también, y quizás esto es lo más penoso, posicionaron a nuestro país en el conjunto de naciones cuyo tratamiento a la Seguridad Marítima no deja de ser gris, poco claro y profundamente dogmático. 

Decir que la Seguridad Marítima global debe ser garantizada “sin militarizar los océanos” abona a un debate ridículo y prácticamente superado: la Seguridad Marítima sólo puede ser garantizada bajo una estrategia integral que combine una legislación internacional clara (no existe y debe construirse), esquemas de cooperación naval funcionales (el caso de NAMSI es exitoso) y, hay que decirlo, capacidades navales suficientes y modernas.

El último aspecto que aquí menciono es grave: nuestro país, con una posición marítima privilegiada y con un peso geopolítico inegable, ha decidido -al menos en esta administración- volver a dar la espalda al mar: se han cancelado proyectos de construcción naval, se ha detenido la publicación de una Política Marítima de Estado y, lo peor de todo, se ha incrementado las responsabilidades institucionales pero sin agregar presupuesto, lo que irremediablemente provocará un desgaste operativo en el mediano plazo.

No es la intención de este texto ahondar en los aspectos políticos detrás de este rezago, sino en señalar el camino hacia adelante: ver al mar y su potencial estratégico como un aspecto de Estado; publicar una Política Marítima integral (civil+naval militar); reactivar proyectos de construcción naval; establecer una Estrategia de Seguridad Marítima ad hoc a los riesgos y amenazas marítimos en nuestros mares; elaborar una Agenda de Riesgos Marítima y, por encima de todo lo anterior: incrementar presupuesto y capacidades institucionales, y revertir la ampliación de tareas no propias del estamento naval.

Para el caso específico de Seguridad Marítima, y ahora que la Secretaría de Marina será la encargada de velar -entre otras cosas- por el desarrollo de las Escuelas Náuticas Mercantes, quizás sería buena idea que, a nivel del CESNAV, se desarrollase un programa de maestría de alto nivel (civil+militar) en la materia.

Veremos.

Pd. por cierto, no debe confundirse el término de Maritime Security (piratería, terrorismo marítimo, etc) con el de Marine Safety, éste último relacionado con aspectos de seguridad física, del personal y condiciones laborales.

Foto: Regional Maritime Information Center

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